Tengo frío.
El típico frío de otoño, sin esa transición de temperaturas.
Tengo frío en los pies y en las orejas.
Frío físico.
Pero también tengo frío en el corazón y en la cabeza.
Tengo frío en el alma porque ayer me he dado cuenta de que cada día estoy más cerca del punto de quiebra.
Me voy a dar un gran golpe.
Me va a hacer daño.
Me voy a helar.
Y conmigo en ese día llegará la ultima glaciación.
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