sábado, 25 de junio de 2016

Autoinmune.

Un día alguien me dijo que las mejores cosas de la vida empiezan por consonante.

- ¿Qué me dices del amor? El amor es un sentimiento precioso y empieza por vocal.
- El amor es lo peor que le puede pasar a alguien.

No supo que contestar. En aquel momento el amor era el único pilar que sostenía su vida.
Poco después se dio cuenta de que no era así.
No era un sentimiento sino más bien un parásito.
Te infecta y roba tu vida poco a poco, sin que puedas percibirlo.
El amor es una enfermedad.
Una epidemia terrible.
Sus efectos secundarios no tienen parangón con ninguna otra patología.

- Si tuvieras que elegir entre su vida y la tuya ¿cuál elegirías?
- La suya. No podría soportar que le pasase nada.

Cuesta creer que algo de lo que hablamos cada día como una banalidad pueda llegar a afectarnos tanto. Somatizar un sentimiento.
Dejar de comer, de beber, de salir, de hablar, de realizar cualquier cosa que sea prescindible. Limitar las funciones corporales hasta tal punto que el sistema nervioso autónomo toma el control total de nuestra -no- vida.
Entramos en coma.
Un coma inducido.

- Y entre tu madre y él, ¿quién preferirías que viviese?
- Él -dice sin dudar-. Siempre va a ser él.

¿Recuerdas el efecto imán? Cada vez que él da un paso, tú das otro en la misma dirección, guardando siempre una distancia relativa, pero sin permitir que se aleje demasiado.
Magnetismo. Atracción. Necesidad. Adicción.
Que vuestra burbuja no se rompa volviendo a convertirse en dos.
Ser independientes uno del otro. Vaya locura.
Eso jamás sucederá.

- Necesito ser libre.
- Una relación no son 2 personas. Una relación es 1+1.

Se pasó llorando un día y una noche.
A la mañana siguiente tenía llagas en las mejillas.
Era un cuerpo inerte, mutilado, sin caminos que recorrer ni destino al que llegar.
Se había quedado muda.
Ciega.
Seguía oyendo pero había perdido la capacidad de escuchar.
Cada objeto que le rozaba era papel de lija.
Todo olía a él.

- Pero, ¿cómo va a doler el amor, si es un sentimiento?
- El amor es un cáncer.

Su estómago dejó de admitir comida y no recordaba qué músculos había que mover para sonreír y cuales para caminar.
Cambió su voz. Su piel. Su pelo.
Cada célula comenzó a convertirse en una nueva que en nada se parecía a su predecesora.

Empezaron a crearse senderos, prados, ríos, árboles y flores.
Noche tras noche aparecían más estrellas en el cielo.
La galaxia se expandía al mismo ritmo que sus pulmones.
Todo cuanto tocaba era seda, algodón, terciopelo.

Volvíó a jugar.
Corría hasta empezar a jadear.
Juntó todos sus sentidos en un solo impulso nervioso.
Y juró no volver nunca.

Ahora ella era la persona más importante de su vida.

El amor había dejado de ser endémico.
Fue, al mismo tiempo, mal y cura.

Nadie poseía en su organismo suficientes mastocitos para enfrentarse por segunda vez al amor.