lunes, 9 de marzo de 2015

Cromatismo.

Me tocan con sus palabras. Caricias como solo dan las flores.
Estiro los dedos e intento alcanzarlas,
agarrar mi vida en sus brazos.

Me acunan en una danza de infinita ternura mientras bailan como solo las diosas saben hacerlo.
Porque ellas son diosas.
Clio y Euterpe.
Juanas, cada una a su modo.

Estrellas fugaces a las que ruegas, pides y te encomiendas,
que pacifican,
que condensan emociones hasta hacerlas densas, tangibles,
casi puedo rozarlas con los labios.

Llamadlas histriónicas,
vosotros, precisamente.

Pero ellas son la cura.