Existe un vacío del que no eres consciente.
He estado rogando por señales,
profetas,
gritos
y me ha vencido la noche.
Puedo entender que has librado una lucha interna,
que has hecho tu parte y que ya no hay nada en el tintero.
Sin embargo yo estoy aquí.
Invisible.
Sola.
Agónica.
Intento abrirme paso en tu espiral autodestructiva y lo único que consigo es perderme,
más todavía,
intentando entender la maraña de gestos y palabras que son tu existencia misma.
Estás siempre.
O desapareces.
No puedo lidiar con esa naturaleza.