miércoles, 29 de octubre de 2014

Pájaros.

Tus palabras llegan a mi como el mar.
Mojándome.
Salándome.
Enfriándome.
Sorprendiéndome.
Encantándome.
Apareciste de la nada,
entre una bandada de pájaros salvajes
destacando por volar de manera distinta.
Encumbras mi monte de venus
con el humo creado en tus textos.
Las manzanas mordidas saben a deseo carnal,
profundo,
un acantilado hacia el suicidio.
Celotipias.
Bocados de piel.
Cucharadas de diversos fluidos,
-nuestros fluidos-
como migas de pan,
indican el camino a la cama.
Acaricie su teclado para humedecerme con su verborrea indecente,
insaciable,
indecorosa,
irresistible.
Sabe lo que tiene que decir
y como lo tiene que decir
para que la seda
y el encaje
acaben en el suelo arrastrándose.
Y yo me uno a ellos en una danza infinita.
Baile conmigo, caballero.
Quiero desgastar mis rodillas junto a sus pies.


martes, 21 de octubre de 2014

Poleas.

Tus sutilezas me extrangulan.
Dedicas segundos
a lo que a mi me lleva horas.
Los fenómenos de la existencia
no son misterios para ti.
Comienza la cuenta atrás
y cuando llega a uno,
se reinicia.
Dudas de las mariposas
porque sus colores combinan.
El alcohol no proporciona el alzheimer
que tanto buscas con Calíope.
Lo extraordinario de tu diatriba
transforma las palabras
en escalofríos
y éstos en suspiros.
No de amor, eso no existe.
No de miedo.
No de lucha, aunque un poco de eso lleva.
No de pena.
Tú ya lo sabes.
Ven a buscarlo.
El deseo mora en el cayado de la aorta.

jueves, 16 de octubre de 2014

Colloquia.

Miércoles, 18:43

Te sigo recordando.
Me han robado.
Los olores me irritan las coanas,
la vainilla más que ninguno.
Lo dulce es ácido,
como el que me has transfundido.
HCl
H2SO4
Y las canciones tampoco suenan igual;
han cambiado los acordes
por cuchillas
y agujas hipodérmicas.

Miércoles, 21.31

La sangre,
que lleva días manando,
acaba de coagularse.
Duele.
Aunque lleva días así,
ahora es una agonía.
No se pensar en otra cosa.
Ha sido el golpe maestro,
un atraco perfecto.
Las lágrimas disuelven
lenta y certeramente
el fibrinógeno.
El suelo ya está
del color de mis mejillas.

Jueves, 00.08

Dormir se convierte en odisea.
Los apuntes ilegibles
en un charco de LLH.
Salados, NaCl.
Con el grado justo de NH4CN.
¿Te llevará mucho tiempo rematarme?
Porque tengo NaOH
al alcance de la mano.
Ya no quiero seguir con esto.

Jueves, 10.02

Escribo de nuevo.
Se han secado los pómulos
pero te extraño todavía.
Tres gasas no sirven para la cura.
Los segundos son horas
y las horas, días.
Veo un pequeño led, rojo,
al fondo del canal.
Empiezo a transformarme;
metamorfosis en salteadora.
Cada vez estoy más cerca,
ya me ilumina la cara.

Jueves, 11.36

Pienso que es el inicio
del olvido.
Al menos debo estar
en la línea de salida.
Diluyo K en H20
y todo estalla.
Ha terminado
una vida
de un mes.
¿Y ahora qué?
Solo veo cenizas.
¿Habrá muerto el fénix?
¿Se lo habrá llevado Ícaro?

Jueves, 12.04

Ya está.
Vuela alto y grita.
Es el grito de mi muerte.
Lleva contenido mil reproches,
mil dudas,
mil preguntas sin respuesta,
sorpresa e incomprensión.
Asciende,
batiendo las alas como un buitre,
y con el se va Mors.
Se la lleva lejos.
Y entonces,
llego a la luz.
Sucurrere la vitae.

martes, 14 de octubre de 2014

Lagos.

Saliste de la chistera y amaneció.
Quemamos noche, vida y labios
danzando con las sábanas.
Y como buen conejillo, huiste.
Te escondiste en un bosque denso
esperando a que me marchase,
pero no ocurrió.
De hecho, sigue nevando
y yo piso los copos,
ocultando el rastro
para que salgas sin miedo.
Me desgarro el diafragma
gritándote
sólo para que vuelvas.
No quiero poseerte.
Quiero verte sonreír
y morderte las orejas,
que corras libre
como tendría que haber sido.
Que quizá de vez en cuando
encuentre tus huellas en mi puerta.
La vainilla impregna todo,
tu recuerdo lo que más.

martes, 7 de octubre de 2014

Bollos.

Arrugas el ceño.
No te queda sexy. Bueno, un poco.
Soy maleducada pero sólo contigo.
Me gusta llevarte la contraria,
observar como tus ojos empiezan a arder
por mi desobediencia.
Te ofuscas y yo soy feliz.
El fin justifica los medios.
Acato las órdenes según me apetezca.
Dices que no te conteste
y sabes que será lo primero que haré en público.
Y tu ira se incendia en ascuas
que solo se apagan con un objeto en la mano
proporcionándole los pascales necesarios
para provocar chasquidos bermellón.
Travesuras.
Travesuras.
Travesuras.
Odias que lo haga.
Te encanta tener que hacerlo.

domingo, 5 de octubre de 2014

Cortes.

Si me hubieses visto anoche
despeinada por el viento
entre cerveza y tequila.
No paré de contar historias
algunas ficticias, de cuento de hadas.
Pero esas no me gustan.
Lo mío son los asesinatos,
los gritos a quemarropa,
dientes desgarrando piel,
bocas quemando ojos.
Mientras, que corra la sangre
acumulándose en una pequeña grieta.
De vez en cuando la observo, 
controlando cantidades.
A
+
B
-
0
Ven conmigo al aquelarre.
Esta noche sólo hay miedo.