sábado, 17 de septiembre de 2016

Fraude.

Siempre me ha sorprendido la cualidad humana de temer a la muerte.

¿Cómo puedes tener miedo de algo que sabes a ciencia cierta que va a ocurrir? ¿De un suceso programado? ¿Cómo puedes tener miedo de una certeza universal?

A lo largo de la vida nos inculcan cómo existir: acción, movimiento, impulso. Desde que nacemos, el único propósito por el que nos movemos es hacer y tener.

"Haz amigos"
"Ten estudios"
"Haz una carrera"
"Ten pareja"
"Haz una oposición"
"Ten un trabajo"
"Haz una casa"
"Ten dinero"
"Haz el amor"
"Ten un hijo"

¿Cuál es el lugar en el que queda nuestra constante -la muerte- mientras dedicamos toda nuestra atención a las variables vitales?

Me doy cuenta de que es la viuda negra. Alguien a quien nadie quiere por el hecho de que transforma todos los esfuerzos de nuestra existencia en un humo que se desvanece. Toda nuestra vida convertida en algo intangible. Una anécdota. Una leyenda que podría ser verdad o no serlo. Algo físico transformado a etéreo. Sublimado. 
Irracional.
Una mentira.
Un cuento infantil.
Una fantasía.

Vivimos tratando de salvar la muerte cuando lo único que ella quiere es salvarnos de la vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario