martes, 1 de agosto de 2017

Sinestesia.

Puede que alguna vez hayáis pensado en la muerte de la misma manera en la que yo lo hago.
La muerte como esperanza, sosiego, solución. La muerte que nos llama y nos atrae, asegurándonos de que con ella todo va a estar bien. Todo pasará. No habrá dolor ni miedo.

Puede que alguna vez hayáis pensado en la muerte de la misma manera en la que yo lo hago.
La muerte como belleza, plenitud, naturaleza. La muerte que nos eleva a lo más simple, átomos, quartzs. Polvo de estrellas. El origen del universo.

Puede que alguna vez hayáis pensado en la muerte de la misma manera en la que yo lo hago.
La muerte como arte, musa, pureza. La muerte de un cuerpo inerte, lívido, oliváceo, casi cristalino. Tan frío como la superficie que lo mantiene. Esencia y fin en sí misma.

Puede que alguna vez hayáis pensado en la muerte de la misma manera en la que yo lo hago.
La muerte como amor, cariño, anhelo. La muerte es amiga, compañera, madre. Nos lleva de la mano toda nuestra vida hasta que decide soltarnos. Somos sus mascotas, su bien más preciado.

Puede que alguna vez hayáis pensado en la muerte de la misma manera en la que yo lo hago.
La muerte como guerra, odio, dolor.
La muerte que nos arrebata a alguien a quien amamos, que nos desampara, nos precipita durante el proceso a que vayamos todas juntas. Que no sea una sola quien se marche. Nos entierra mientras intentamos respirar. Aire. Lágrimas. Silencio.

Silencio.

Silencio.




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